Lluvia de ideas
Una lluvia de ideas o tormenta de ideas, también conocida como brainstorming, es una técnica creada en 1938 por Alex Osborn. Se utiliza para crear ideas en un ámbito grupal con el objetivo de resolver un problema determinado.
Si formas parte de un grupo de estudio o trabajo y debes resolver un problema, entonces tienes todo dado como para poder hacer una lluvia de ideas. Basta con que te juntes en un lugar determinado real o virtual y empezar a aportar cualquier tipo idea que creas que pueden llegar a ser útiles.
Parece simple y en realidad, lo es. Pero hay que seguir algunas reglas básicas para poder sacarle el mayor provecho.
La lluvia de ideas se conoce en inglés como brainstorming.
Define claramente y explica cuál es el problema a resolver
Esto quiere decir que todos tienen que tener el mismo concepto del problema a resolver y del estado actual de la situación. Esto evita que cada uno piense en un problema distinto debido a una mala interpretación.
Por este motivo, conviene explicar todo antes de comenzar con la lluvia de ideas, aunque sea repetitivo para los que ya entienden bien el problema.
Establece un tope de tiempo
No se puede estar horas tirando ideas porque llega un momento que ya no sale nada más fresco e interesante para poder utilizar.
Una lluvia de ideas puede durar entre 20 ó 30 minutos, normalmente. Hay que fijar ese límite y respetarlo. Utilizar un tope de tiempo para este tipo de reuniones es muy importante.
Te recomiendo que repases el artículo sobre Timeboxing, actividades con tope de tiempo.
Aporta ideas de todo tipo
En cuanto se comienza con la lluvia de ideas hay que ir anotándolas en orden o de forma desordenada en un papel.
Cualquier tipo de idea sirve. Incluso las disparatadas y graciosas. ¿Por qué?
Porque tal vez algo disparatado no sea aplicable, pero puede encender la lamparita de otro integrante del grupo. De esa forma esta persona puede tener un nuevo enfoque del problema y su posible solución. Quizás, luego se le ocurra algo realmente útil derivado del disparate.
Entonces, es importante no descartar ideas durante el proceso. Por más alocada o fuera de la realidad que parezcan, hay que anotarlas y tenerlas en cuenta.
Cantidad sobre calidad
Entre las ideas habrá algunas buenas y otras no tanto. Lo importante es que haya muchas porque tal vez combinando algunas pueda surgir una nueva, realmente útil. Durante este proceso se trata se exprimir los cerebros de los integrantes del grupo para intentar obtener todo lo que puedan dar.
Al realizar la tormenta de ideas se debe aportar todo lo que se pueda sin reparar sobre qué tan buena o mala puede ser cada idea. Ese análisis quedará para después.
Tienes que agotar las ideas que tienes, por más raras que puedan ser. Hay que poner todo sobre la mesa, para luego sí, empezar a armar una solución que sea útil.
Deja el análisis para después
Es tentador escuchar una buena idea y empezar a pensar cómo sería implementarla. Pero durante la lluvia de ideas no es lo que hay que hacer. Simplemente hay que aportar y anotar, el análisis vendrá después cuando tengas todas las ideas juntas.
Además, el análisis incluye la ponderación de la idea y su eventual descarte o aceptación, que, como ya expliqué no debe hacerse durante este proceso.
La lluvia de ideas en los trabajos
Las lluvia de ideas se utilizan mucho en el ámbito profesional. Pequeñas empresas, grandes corporaciones, escuelas, institutos e incluso clínicas y hospitales pueden utilizar esta herramienta.
Si has visto la serie Dr. House, habrás notado cómo los médicos se reúnen en una sala y tiran algunas ideas sobre las posibles enfermedades que está padeciendo el paciente de turno. En base a esas ideas, intentan dar con el diagnóstico indicado.
Nota lo importante que es para House la pizarra en la que anota las ideas. Y no pierdas de vista que muchas veces la solución llega pensando sobre lo escrito en ella.
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Espero que apliques la técnica de lluvia de ideas en tus próximos proyectos y trabajos grupales.
Si tienes alguna duda, aporte, sugerencia o consulta, déjame un comentario al final de la entrada.
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Gracias por tomarte el tiempo de leerme.
Hasta el próximo artículo.
