Estudiaste y al ver el examen te encuentras una o varias preguntas que te hacen dudar si no te equivocaste de aula para rendir. ¿Te ha sucedido? En este post, vamos a ver cómo responder a esas preguntas difíciles o extrañas que suelen aparecer en los exámenes.

Las principales claves son no desesperarse, releer el enunciado, intentar clasificar la pregunta, pensar en posibles respuestas, empezar a contestar comenzando por lo más simple y abrir tu mente. Si nada de eso funciona, es momento de levantar tu mano y preguntar al docente.

Veamos en detalle cada una de estas claves. Pero primero, ¿por qué a veces aparecen estas preguntas?

¿Por qué aparecen preguntas difíciles en los exámenes?

Como estudiante sabes que el examen no siempre es igual a lo que has estudiado. Y esto ocurre a menudo en la universidad. Por eso suelen incluir preguntas diferentes en los exámenes.

Esto puede suceder por diferentes motivos.

  1. Puede ocurrir que quien te prepara para rendir no es el mismo docente que diseña la prueba.
  2. Otras veces, lo que sucede es que de ningún docente quiere regalarte la nota. Al contrario, esperan que hagas un poco de esfuerzo. Por eso, de forma intencionada buscan confundirte para ver cómo respondes.

De una manera u otra, el resultado es que te encuentras en el examen con una pregunta que no tienes ni idea de cómo empezar a responder.

Comencemos a ver en detalle las claves para encarar estas preguntas intrigantes.

1. No te desesperes al ver preguntas difíciles

Si te ganan los nervios, no vas a poder pensar con claridad que es justamente lo que más necesitas.

Respira hondo y ten confianza. El examen recién comienza, tienes seguramente más de una hora para responder la pregunta. Piensa que, de alguna manera u otra, vas a poder comprender de qué se trata y superarla

Mira el lado positivo. Probablemente, esa no sea la única pregunta del examen. Incluso, puede que no sea la pregunta que tenga más peso.

Revisa el resto del examen. Si encuentras alguna pregunta más sencilla, comienza a responder por allí. Eso te hará ganar confianza. Cuando vuelvas a la pregunta difícil, ya tendrás varios puntos asegurados y más tiempo para pensar.

2. Lee varias veces el enunciado

Nunca debes leer el enunciado de un examen una sola vez. Eso es peligroso porque puedes malinterpretarlo. Y si es el caso de una pregunta difícil o confusa, hay mayores motivos para que lo releas.

¿Cuántas veces hay que releer?

Diez, veinte, veinticinco veces, si es necesario. Presta atención al hacerlo. Lee con detenimiento, analiza, subraya, separa palabras usando corchetes.

En otras palabras, descompone el enunciado todo lo que puedas. Quizás eso haga que saques un poco más de información que a la primera leída.

3. Clasifica la pregunta

Comienza por clasificar la pregunta de acuerdo al temario que estudiaste. Pregúntate, ¿a qué tema corresponde esta pregunta?

Si la pregunta es algo tramposa, puede que sea complicado asociarla a un único tema. Sin embargo, al menos al hacer el esfuerzo de pensar qué temas abarca, estarás comprendiendo mejor qué es lo que te están preguntando.

En caso de no lograr conectarla con algún tópico en particular, comienza a descartar los temas que seguro no tienen nada que ver. De esta forma, estarás reduciendo las posibles temáticas y te estarás acercando al dominio del problema.

4. Piensa en posibles respuestas

Seguramente has pasado mucho tiempo estudiando para ese examen. Cubriste una gran variedad de temas y te preparaste para resolver diferentes tipos de problemas prácticos. Lograr esa preparación te llevó horas, días o tal vez semanas.

La pregunta que deberías hacerte es, ¿Qué estudiaste? Piensa para qué te preparaste ¿Qué es lo que se supone que tienes que probar que sabes?

En el caso de las asignaturas de ciencias exactas como Matemática, Física y Química, si lo que te confunde es un ejercicio práctico, piensa qué tipos de ejercicios estuviste estudiando y a cuál se parece este.

5. Comienza a responder

Toma una hoja y comienza a ensayar una respuesta, aunque no tengas idea adónde te lleve. Haz tu mejor intento. No hace falta que sea en la misma hoja del examen. Puedes usar una hoja en blanco para luego descartarla.

Seguramente te estés preguntando, ¿Cuál es el objetivo de hacer esto?

Puede que en el medio de tu intento de respuesta, se encienda esa chispa interior y develes el gran misterio. O tal vez no lo develes del todo, pero halles la primera pieza del puzzle.

A mí me ha pasado en reiteradas ocasiones al resolver ejercicios de matemáticas en la universidad. Especialmente, en asignaturas como álgebra.

6. Empieza por lo más simple

Algunas de estas preguntas difíciles tienen una parte más sencilla, a veces incluso, trivial. El problema es que aparenta estar desconectada del resto del problema.

Comienza a resolver por ahí. No te preocupes por el resto de la pregunta mientras lo haces. Concéntrate solo en la parte que sabes contestar.

Como ocurría en el ítem anterior, al ir respondiendo, puede que tu mente haga una asociación y vincules con el problema principal.

Si no es así, cuando termines tu respuesta menor, analízala y piensa cómo puede conectarse con el resto.

7. Abre tu mente

La mayoría de las veces que caes en estos casos de no entender una pregunta es porque no puedes verla en su totalidad. Es como pretender apreciar una obra de arte mirándola a apenas unos centímetros de distancia. Tal vez lo mejor es apartarse y ver todo de otra manera.

En otras palabras, tienes que intentar ver la pregunta desde otra perspectiva. No es fácil, pero darte cuenta de que estás en ese caso, ya es un gran avance.

Relacionado con este tema, te recomiendo que repases el artículo sobre pensamiento lateral, que trata justamente sobre pensar de otra manera para resolver problemas.

7. Pregunta al docente

A veces las preguntas difíciles se deben simplemente a que se cometió un error en el enunciado.

Si te permiten realizar preguntas durante el examen, entonces es mejor aprovechar y sacarte la duda. Tal vez el profesor o la profesora te puedan orientar mejor.

No es el método que recomiendo. Considero que entender el examen es parte de la prueba. Si abusas de las preguntas durante una evaluación, no estás aprendiendo a pensar y a tomar decisiones por tu cuenta.

Sin embargo, si la confusión se apodera de ti y pasados varios minutos no tienes ningún avance, levanta la mano y pregunta al docente.

No te desesperes y no te paralices ante las preguntas difíciles

Lo más importante que quiero que te quede de este artículo es que en caso de encontrarte con una pregunta difícil, no entres en pánico.

Si te paralizas, podrías perder no solo esa pregunta sino también el resto del examen.

Piensa y aplica las técnicas que te presenté en este artículo. Te aseguro que si sigues estos pasos, encontrarás la forma de responder la consigna por más difícil y críptica que sea.

Más contenido en Mentes Liberadas

Esto ha sido todo por este artículo. Espero que haya sido de tu agrado.

Te invito a que sigas a Mentes Liberadas en las redes sociales. Estamos en FacebookInstagramPinterest X.

También te puedes suscribir a nuestro newsletter para recibir las novedades del sitio en tu correo electrónico.

Por último, puedes hacer una donación a Mentes Liberadas a través de nuestra cuenta en Ko-Fi. De esta manera, estarás contribuyendo con el sitio, para que haya más contenido, más recursos, más herramientas online.

Gracias por tomarte el tiempo de leerme.

Te espero en el próximo artículo de Mentes Liberadas.

Acerca del Autor

Alejandro De Luca

Nací en Buenos Aires y soy programador web. Me defino como un rebelde autodidacta y cafeinómano. Vivo comparando la vida real con Los Simpsons. Creé Mentes Liberadas para compartir consejos, recursos y herramientas para la escuela y la universidad. Vivo en Montevideo, Uruguay.

Ver Artículos