¿Hay una única vocación para cada uno de nosotros?

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Este es un nuevo artículo de opinión, así que espero entiendan que lo que les voy a transmitir aquí es un parecer y no una verdad revelada.

En Mentes Liberadas somos un equipo y a la hora de decidir sobre los contenidos solemos debatir bastante. Siempre con respeto y con buena onda, por supuesto, pero las distintas personas que contribuimos a este espacio en algunas cosas puntuales no estamos tan de acuerdo. Uno de los temas recurrentes es el de la vocación. De eso les quiero contar a continuación.

¿Hay una única vocación para cada uno de nosotros?

¿Existe una única vocación? ¿Es la vocación algo que uno lleva adentro y tiene que descubrir? ¿O es algo que se desarrolla y que puede cambiar con el tiempo? ¿Está relacionado con el ser o con el hacer? ¿O está relacionado con otra cosa?

En el artículo 8 señales de que encontraste tu vocación seguramente nos decantamos por la premisa que dice que hay una única vocación y que hay que buscarla hasta encontrarla. Es lo que el prestigioso educador británico Ken Robinson llama el elemento, y a lo que dedicó un libro completo (Ver El Elemento, de Ken Robinson).

Pero la vocación, según la veamos puede estar asociada a distintos aspectos.

La vocación como un ser

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Aquí estamos hablando de identificarse con una profesión o con un oficio. Definirse a uno mismo, primero de esta forma, más allá de lo que uno esté haciendo en ese momento de la vida.

Le pasa a algunos soldados, que incluso después de haberse retirado de las fuerzas armadas se siguen identificando con esa profesión. Lo ven como un modo de vida. Otro caso es el de los futbolistas o los deportistas en general. Incluso después de dejar la actividad, algunos siguen llamándose a sí mismos de esa forma. También a los artistas. Muchos de ellos sufren parte de su vida pasando malos momentos económicos, y esto los lleva a dedicarse a lo que sea para mantenerse. Pero no por eso dejan de ser lo que sienten ser.

Esto mismo le puede ocurrir a médicos, científicos, arquitectos, ingenieros y demás personas. Me pasa a mí personalmente. Siempre me consideré un programador y siento que siempre lo voy a ser. No importa a qué me dedique como trabajo oficial o para ganar dinero. No importa si ahora estoy cumpliendo la función de blogger. Soy un programador.

Para algunos hay una única vocación y esta se identifica con un trabajo, un oficio o una profesión en particular. Pero esto no es así para todo el mundo.

La vocación como un hacer

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La vocación a veces está ligada a lo que uno hace, más allá de dónde lo haga. Esto se puede ver claramente con personas que incluso dentro de toda una disciplina, siguen eligiendo quedarse con una tarea en especial.

Estas personas no aceptan ascensos, no quieren más días de vacaciones, no les interesa ganar más dinero, ni tener una oficina más grande. No cambiarían ningún trabajo que los haga viajar por el mundo, o que puedan hacer desde la comodidad de su hogar.  Estas personas encontraron la función que les gusta. Aquella actividad que los hace felices.

La vocación asociada a un lugar o a un proyecto

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Hay personas que aman un lugar. Una institución, una organización, una asociación, una universidad, una escuela, un hospital. Un proyecto. El lugar en sí mismo, los valores que encierra, la gente que lo compone y su función para con la sociedad, son todo lo que estas personas aman. Por lo tanto, están dispuestas a jugar de comodines haciendo cualquier tarea que les toque. Su vocación es ser útiles para ese proyecto. Ese proyecto, ese lugar, esa gran pasión.

La vocación asociada a una disciplina más allá del hacer

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Esto sería una mezcla de las anteriores. Hablamos de la gente que vive y ama una disciplina y que está dispuesta a participar de ella en el rol que le toque. Entre los ejemplos, podemos poner alumnos universitarios que se convierten en ayudantes de cátedra, para luego ser profesores y luego docentes con cátedra propia.

Nuevamente podemos poner de ejemplo aquí a los deportistas. ¿Cuántos casos hay de futbolistas que al retirarse siguieron vinculados al mundo del fútbol? Se convirtieron en directores técnicos, representantes de jugadores, periodistas o comentaristas deportivos. Su pasión es el fútbol y buscarán seguir vinculados a este mundo.

La vocación cambiante

La vocación puede estar vinculada a cada uno de los aspectos que nombré, o incluso puede ser una mezcla de varios de ellos. Pero acá viene lo más importante de todo. La vocación puede ser única. Hay gente que nace para ser algo, hacer algo o dedicar su vida a algo, sea un proyecto, un lugar o toda una disciplina. Eso está más que claro.

Ahora, la pregunta que tenemos que hacernos es, ¿esto es así para todos? Y la respuesta es un rotundo “¡Claro que no!” Algunas personas encontrarán una vocación que será única y que los acompañará para el resto de sus vidas.

La vocación puede ir cambiando con el tiempo, de acuerdo a nuestras experiencias de vida.

Pero hay otras personas que descubrirán que hay muchas cosas que les gustan y que, para complicarla un poco más, estas irán cambiando con el tiempo. Esto hará que un tiempo de sus vidas estén interesados en hacer y ejercer una o varias profesiones. Y puede ocurrir que luego de un tiempo, eso cambie.

Desarrollando la vocación

Creer que la vocación tiene que ser una epifanía, una revelación, puede ser un gran error. Porque ese gran descubrimiento puede no llegar nunca. Entonces, en vez de buscar la piedra filosofal vocacional, lo mejor que se puede hacer es explorar e investigar el mundo que nos rodea.

De esta forma, en vez de estar descubriendo la vocación, la estaríamos construyendo. Este es otro enfoque y es tal vez el más difícil de ver. La sociedad presiona tanto a encontrar LA carrera cuando los jóvenes recién están en su adolescencia, que no se les da tiempo de construir su vocación. Lo terminan haciendo en sus veintes con uno o varios cambios de carrera en el medio.

En algunos casos, no se trata de descubrir la vocación sino de construirla.

Si no encuentras tu vocación…

Puede ocurrir que eso que te apasiona exista y esté a la vuelta de la esquina, pero que todavía no lo hayas descubierto. ¡Pero calma! Porque puede que no tengas una única vocación. O puede ser que tengas una vocación principal y otra secundaria. O puede que tu vocación no se vincule directamente con hacer algo, sino con estar en un lugar determinado. O simplemente puede ser que no haya nada por descubrir, sino mucho por construir.

Lo importante es no quedarse quieto. Estudiar, capacitarse, aprender, explorar e investigar disciplinas. Conocer personas, ver a qué se dedican e intentar proyectarse. Leer biografías es también algo que puede ayudar o incluso inspirar. Las historias de vida explican cómo grandes personalidades encontraron su camino.

Por último, hay que saber guiarse y para ello, lo mejor es seguir ese instinto que llevamos dentro que nos va marcando el camino. Si elegimos en función de los demás, si nos dejamos influenciar, es probable que ni podamos descubrir nada que esté dentro nuestro, ni que tampoco podamos ir construyendo nuestra vocación.

Agradecimiento especial para Lucía Alzarán por sus aportes y por la revisión de este artículo.

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